ARCHIVOS CLÍNICOS EN GINECOLOGÍA Déficit de hierro y anemia ferropénica denció una hipertrofia de los pliegues mucosos antrales, cuya biopsia fue ne- gativa para malignidad, pero positiva para la presencia de Helicobacter pylori. Ante los hallazgos descritos, se instauró cuádruple terapia con inhibidores de la bomba de protones, amoxicilina, claritromicina y metronidazol durante diez días. Un mes después de finalizar el tratamiento se practicó test de aliento con 13C-urea y ácido cítrico, que resultó negativo, lo que confirmó la erradicación del germen. Cuatro meses después de haberse aclarado Helicobacter, la hematimetría era normal, con un patrón menstrual marcadamente hipomenorreico (PBAC de 33) y una ferritina de 90 ng/ml, para unos valores de referencia de 12-150 ng/ ml. Se decidió suspender la suplementación con hierro oral.En el momento actual,doce meses después de completar la cuádruple terapia frente a Heli- cobacter pylori, la hematimetría permanece rigurosamente normal y el nivel de ferritina es de 112 ng/ml. DISCUSIÓN La disminución en la producción de hematíes, o una mayor celeridad en su destrucción por pérdidas de sangre, hemorragias o déficits nutricionales, puede provocar anemia ferropénica. Según los datos más recientes publicados por la Sociedad Española de He- matología y Hemoterapia (SEHH), disponibles en la web http://www.sehh.es/ es/publicaciones, en nuestro país en torno al 20% de las mujeres en edad fértil, el40% de las gestantes y el 15% de los adolescentes padecen anemia ferropénica. Asimismo, la ferropenia afecta al 10% de los lactantes y prees- colares y al 5% de los ancianos. En estos últimos puede llegar al 20% de los mayores de 85 años y al 50% de los que se encuentran hospitalizados. El sangrado uterino anormal es la principal causa de ferropenia en mujeres premenopáusicas (1). Para la mayoría de las mujeres, la menstruación será una compañera de vida durante décadas. Esta relación atravesará distintas etapas, en las que ambas irán cambiando. Aun así, la mayoría de las mujeres tienden a considerar como “normal” aquella regla que habitualmente presen- tan, lo que hace que no siempre exista entre la población general una noción de “regla anormal”. Ello hace que muchos sangrados uterinos anormales no sean identificados y, así, se calcula que entre el 11 y el 24% de las mujeres en edad fértil objetivan sangrados menstruales excesivos, consultando por ello apenas un 50% de las mismas a lo largo de sus vidas (1). 21